Me acerco a su oído a confesarle que estuve soñando lo que él tenía dentro de sí.
Le digo que las hojas que caen de los árboles demuestran que incluso vivo, uno puede ir muriendo, y que no es tanto morir, si no renacer a pequeños intervalos, de tal modo que, cuando un árbol deja tirar su última hoja, está totalmente nuevo y listo para comenzar. Al final, ¿A lo que llamamos morir y renacer son de verdad tan diferentes?.
Con permiso, seguiré tirando mis pequeñas muertes junto a usted.
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