miércoles, 31 de diciembre de 2014

Loy Krathong para tí

Loy Krathong: Loi, "flotar"; Krathong "pequeña balsa de palma". Luna llena de Noviembre en Tailandia. El festival donde se dejan navegar las pequeñas balsas por el río, a modo de gratitud a los dioses del agua. También se pide por la buena suerte. A veces puede tomarse como un modo de liberación de rencores y otros problemas. Algo que se deja atrás.

Recuerdo el suave vaivén de la luz de vela chisporrotenado con la brisa nocturna.

Lo recuerdo porque quedé absorto mirándola.

Era pequeña, sin embargo cuando su reflejo apareciera en el agua sería un reflejo reverberante, la memoria del agua lo capturaría perfectamente. Absorbería el calor falso de la danza de luz hermética y la chispa dentro de la lámpara seguiría entregándose con pasión hasta consumirse, tal cual dicta su esencia.

El agua permitiría que ésta viajara tranquila impulsada por sus corrientes -con tal de saberse iluminada- hallándose revelada para sí misma, conociendo lo que hay entre su marina oscuridad.

Hasta que llegara la hora inevitable en que al saberse de más, uno desearía estar ciego de nuevo, en penumbra para descansar y añejar secretos, dejar los espesos barros donde deben estar, abajo.

Entonces el agua haría un movimiento sutil. Un beso violento de despedida, inevitable -como ya lo dije- definitivo. La lámpara perdería el equilibrio, se ladearía y burbujearía desapareciendo silenciosamente, (¿cayendo?) hacia abajo.

Aparté mis ojos del lugar en el que había desaparecido la lámpara, pero la vela seguía en algún lugar entre mi mente, aun bailoteando con fuerza. Después recordé que todo eso no era solo por la luz de una vela. Yo era como el agua. Era, porque en esa vela te había dejado navegar a ti.




domingo, 28 de diciembre de 2014

El Recuerdo



La última vez que lo vi, todo él reflejaba amor. Me dieron ganas de correr y abrazarlo. Llorar en sus brazos, por su valentía pura. Su búsqueda en mí. Lloraría amargamente y le diría gracias; por no olvidar el amor que ya había olvidado, y el venía a recordarme con tanta dulzura.

-He venido por ti, amor mío, amor de siempre. Olvídalo todo, vacíate y verás cómo tu camino se extiende de nuevo al mío.

Yo también te amo y haber corrido hacia el lado contrario en ese momento siempre me resultará inexplicable.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Pequeñas Muertes



Me acerco a su oído a confesarle que estuve soñando lo que él tenía dentro de sí.

Le digo que las hojas que caen de los árboles demuestran que incluso vivo, uno puede ir muriendo, y que no es tanto morir, si no renacer a pequeños intervalos, de tal modo que, cuando un árbol deja tirar su última hoja, está totalmente nuevo y listo para comenzar. Al final, ¿A lo que llamamos morir y renacer son de verdad tan diferentes?.

Con permiso, seguiré tirando mis pequeñas muertes junto a usted.


sábado, 20 de diciembre de 2014

Ritmo y Cenizas

Esos ritmos nocturnos. El golpeteo de la lluvia sobre los cristales y aceras. Los neumáticos dejando ondas espumosas que repetitivamente se agolpan en los muros. ¿Los recuerdas? Era el himno nocturno sobre el cual solíamos jugar a que poseíamos la noche. Nos sentíamos libres, afortunados y felices; como nuevos, bajo la luna que adornaba nuestros rostros y bajo nuestras miradas que no querían reposo.

Nos entregábamos al estupor de los juegos de sombras, nos reíamos de las palomillas buscando sin remedio tomar para sí la media luz de un sol artificial colgado en un poste en el jardín.

Nos hacíamos polvo, si cariño, polvo extraviado, lejos de su origen - si es que éste tuviese uno en común - polvo sin nombre, sin olor, sin sueño.

Y queda viva en mí - reverberante, fuerte, cálida- la eterna danza tamborileante de las llamas que apagamos una a una en cada templo que pisamos, cada hogar que visitamos, cada corazón que tocamos. Sin estación, sin Dios del Tiempo, sin -inocentemente- nada. ¿Lo recuerdas tú, lo recuerdas?


lunes, 15 de diciembre de 2014

Tan fuego, Tan nocturno



El sol en tus ojos. El golpe de suerte que me ayudó a llegar a ti. La vida al compás de alguna melodía de Debussy. El humo saliendo lentamente de tu boca mientras tarareabas algunas canción perdida, enterrada en el tiempo.

¿Volverás?
Tal vez no sea la pregunta correcta, pero por si acaso a veces trato de recordarte a la luz de las velas. Hay algo en ella que me cautiva y me hace sentirme cerca de ti en la calidez de antaño. A la expectativa de tus intermitencias amables, espontáneas y precisas regadas en palabras, miradas y sonrisas.

Todo tan tú, tan fuego, tan nocturno y deseable. Tu tacto con la perfecta presión. Y por eso, tal vez esa no sea la pregunta correcta.
¿Me recordarás?

Allá, lejos. Libre y prohibido. Apago la vela. Miro el paquete de velas, era la última.


viernes, 12 de diciembre de 2014

Al Temple



Venimos hechos de metal. Inherentes a ser moldeados. Esperando la incandescencia a cada golpe para después centellear sin límite.

No, no podemos esperar que la luz cálida y suave de una vela nos forje a pesar de tener la paciencia intacta en nuestro fondo pétreo, algo que no se oculta, esencia irremplazable en ambas pupilas. No, no podemos. Llevamos puesto el aroma de la noche y de sus añejos insomnios.


sábado, 6 de diciembre de 2014

Me llaman En el Nombre del Frío

Me llamo en el Nombre del Frío… me llaman.
En la revoltura de los eones de tus ojos, tus tripas, tus largos y delgados dedos.
Me llaman A Varios Tiempos, polvos y dolores.
Incandescencia, lúgubre y apenas reconstruida. Alegría a medias.
El sabor de "eres yo, soy tú", siempre vivo en la punta de mi lengua.
Y quien sabe. Ya tengo el cerebro hecho nudos, apretados y llorosos.
Me llaman Sin Nombre, de los cuentos tardíos.