sábado, 10 de enero de 2015

La indefensión como fortaleza



¿De qué te defiendes? Pues no hay absolutamente nada que te pueda dañar. La verdadera sensación de seguridad llega cuando has entendido que la vulnerabilidad no es debilidad, sino un estado natural del ser humano. Si te defiendes es porque te han atacado. Pero ¿Acaso crees que alguien o algo puede causarte daño? Tu cuerpo no es tu mente y temes con la mente. Y a tu mente ninguna situación de este mundo la puede dañar, pues ésta no es su naturaleza.

¿Cuántas veces has visto situaciones que parecen herirte sin motivo alguno? Pues incluso al momento de creer sentir que te infringen algún tipo de dolor, sabes que no tiene sentido. Recuerda que el problema siempre viene acompañado de la solución, así como una situación de dolor tiene su contraparte de tranquilidad y plenitud al mismo momento. La cuestión es cuál estés dispuesto a ver al momento, pues de esto se tratará tu realidad.
La verdad es tan simple. No existe nada que nos pueda dañar.


Tu cuerpo se mantendrá intacto y fuera de peligro, incluso de la enfermedad, si éste responde a tu mente como un medio para lograr vivir en la paz, plenitud y amor. Al igual, tu mente se mantendrá fuera de cualquier posible daño si aceptas que tus defensas tan solo son un resguardo del miedo que tu ego y orgullo debes mantener para ser más reales.

Así pues, defenderse no tiene sentido, porque jamás nada nos dañó, daña, ni dañará.
¿De qué crees protegerte, hermano? ¿Hay algún motivo verdaderamente congruente para hacerlo?
Tu indefensión te hace más fuerte que mantener defensas ante problemas y miedos inexistentes.

"Aunque parezca extraño, las cosas más vulnerables del mundo son las que terminan venciendo a las más fuertes.
No hay nada en el mundo que sea más suave y blando que el agua.
Sin embargo, ella siempre triunfa sobre los más duros obstáculos.
De igual modo, lo débil vence a lo fuerte, y lo blando a lo duro.
Esta es una verdad que todo el mundo conoce, pero que nadie práctica."